domingo, 29 de mayo de 2016

Rubia de la cuarta fila

Mientras escucho Sabina, me recuerda al día en que te vi Rubia de la cuarta fila, cerca de las escaleras, de un gris lugar. Me fijé que todavía eras joven, un brote verde, aunque tus ojos no decían cual era tu edad.

¡Todavía tenías que crecer!, pero no crecer como crecen los árboles, tu deberías crecer como los pajaros, sin mirar atrás, ocurriendo en cada momento lo que tenga que pasar. Como la pequeña semilla que se deja llevar por el viento de su destino. 

No seas tan nostálgica, lo que nunca sucedió es porque no debería haber ocurrido.

Tu lejos de la madurez, yo no tanto, y aunque leas este texto, no sabrás quien soy. Pero igual recuerdas que al cruzar tu dulce mirada con mis gestos aburridos, tus ojos tiernos con mis profundos abismos, me di cuenta por un momento, que sabríamos querernos como es debido, sin todavía habiendonos querido nunca.

Solamente por la mancha brillante en mis ojos, sentistes que te daré mi sueño y mi sustento, mi dolor y mi alegria, mi aburrimiento y mi pasión, solamente a cambio de tus besos y un poco de simpatía.


Quizás al cabo de los años estaremos siendo dos adultos aburridos mirándonos en el espejo, viendo como nuestra vida sigue, seguramente sin sentido. Pero jamás te preocupes, te habré dado alegría, un millón de sentimientos y tú, mi cielo, terminarás sabiendo que nunca renunciaría a morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Superficialidad

Sin pretender ser un adalid de la moralidad ni de las palabras que puedan atarme de por vida, ya que una persona es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla, voy a pretender hacer una reflexión, que seguramente se quede en una pretención intencionada.

Como católico que soy, prácticamente semanas después de mi alumbramiento, nos gusta confesarnos, ya que es la mejor forma de ir al cielo por contarle a otra persona los pecados, puedes arrepentirte (o no), pero el billete en bussines al paraíso ¡Hey, que eso no falte!(como un buen gintonic para amenizar el viaje). Volviendo al tema, me confieso, así no sonaré hipócrita en mis palabras posteriores, o quizás si. Si señores yo he sido superficial, prepotente y cientos de pecados humanos que me han hecho ser un auténtico gilipollas. Pero gracias a la madurez dejé de estar en ese estado de adolescente o niño malcriado y hoy en día me considero una persona afortunada por ser como soy, aunque me queda mucho por hacer. Por fin he saciado mi pequeño ego, cada uno tiene el suyo del tamaño correpondiente.

Para el que no esté entendido en el tema, una persona superficial, es aquella que valora la apariencia,con frivolidad y falta de fundamento. Podría escribir horas y horas, sobre las primeras impresiones, pero eso no es realmente importante, ya que la presión social es lo suficientemente fuerte como para que esto nunca cambie, pero las segundas impresiones suelen ser mejor que las primeras y si eres lo suficientemente listo aprenderás a apreciar al semejante por muy extravagante que sea.
Al lío que no estoy llegando ni a pretender la reflexión. ¿En que mundo vivimos? en uno superficial, donde las personas se valoran por la apariencia, con un buen coche, una buena casa, una buena cuenta corriente... que importa acaso el resto, los valores morales, el cariño, el honor, los principios... que son todas esas cosas salvo cargas para el "éxito".

Se ríen frivolamente las mujeres del corazón del dichoso, o los hombres de la ilusión de los pobres con valores, todos estos desengaños y sufrimientos, alimenta que los que todavía vírgenes en la humildad y el sentimiento puro, se pudorizan de su limpio corazón y deciden vengarse del ajeno, siendo este un pobre inmaculado o no. Lo peor es la envidia de usar las personas como puros objetos de placer, por el dinero, sexo o posición social, entre otros, cuando las personas solamente somos lo que tenemos dentro, ya que todo lo material al morir es anulado o acaso en el cielo hay cajeros y garajes para el Ferrari de turno.

Y todo esta envidía por vivir la vida del otro, que aporta si no más amargura y menos felicidad real. Al final esta envida va tan flaca y amarilla porque muerde y no come,  estás personas no llegan a desarrollar una humanidad real, solamente son consumistas de algo que no llega ni ser una migaja del potencial humano, como vampiros de recursos de un sueño, pobres hombres que vivien en el mundo de las cavernas y nunca verán ni la luz, ni sabrán que es la oscuridad. Lo más gracioso de este tipo de personas, es que llaman amor al deseo y bien es sabido que amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.

Siempre después de las tinieblas espero la luz, pero en esta sociedad hipócrita, falta humanidad, que no solo por nacer del vientre de una mujer uno ya es humano, a un caso homínido, pero este tema lo hablaré en otro momento.

Dado que se conmemora el IV centenario de la muerte de Cervantes, me doy cuenta que faltan Quijotes en este mundo y sobran tunantes.

IV Centenario de la muerte de Cervantes
IV Centenario de la muerte de Cervantes
IV Centenario de la muerte de Cervantes
Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?.


De que va este blog

Este blog, no es más que cada una de mis locuras o pensamientos que me acontencen en mis días. No espereis un seguimiento más allá de la fluidez de mis pensamientos, al fin y al cabo esto es un sueño vivido con parches que es la vida.